300: el origen de un imperio, de Noam Murro

300: el origen de un imperio, de Noam Murro

Quizás lo primero que deba tener en cuenta aquel espectador que acuda al cine a ver “300: el origen de un imperio”, es que esta nueva entrega cuenta exactamente con las mismas virtudes y defectos que la original. Es decir, un guión de mero trámite que encadena un sinfín de escenas salvajes de acción desmesurada (rodadas de manera brillante desde luego), un montaje vertiginoso que no da respiro alguno, un uso intensivo de cámaras lentas, una calidad visual incuestionable, una banda sonora que busca la épica a toda costa y más y más sangre, mostrando muerte y destrucción por todas partes. Tampoco se desvela nada especialmente novedoso con esta afirmación, si bien creo oportuno señalar como preaviso que en mi opinión aquel que disfrutó con el “300” rodado por Zack Snyder en 2006, probablemente encontrará en esta nueva entrega lo que busca, un total divertimento sin excesivas pretensiones, mientras que aquel al que no le llamara especialmente la atención, mejor ni entre al cine al menos a ver esta película.

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«El origen de un imperio» Noam Murro

Por otro lado, otro punto a destacar sobre “300: el origen de un imperio” es queno es exactamente una secuela del taquillero filme “300”, ni tampoco una precuela. De hecho, es ambas cosas al mismo tiempo, pues la historia comienza relatando brevemente algunos de los acontecimientos que originaron las denominadas Guerras Médicas (el intento de invasión Persa sobre Grecia acaecido en la antigüedad); para luego dar un salto temporal narrando la batalla de Artemisio que transcurre de forma paralela a la batalla de las Termópilas, donde se enfrentaron los 300 espartanos liderados por Leónidas contra el ejército persa comandado por Jerjes; y finalmente contar las consecuencias posteriores derivadas de ambas batallas. Todo ello tomándose nuevamente bastantes libertades históricas, trasladando a la gran pantalla a los personajes aparecidos en la novela gráfica escrita por el aclamado genio de la viñetas Frank Miller.

Por lo tanto, en esta segunda parte se relatan tres instantes temporales que aunque giran en torno a la historia ya contada en la primera película, toman como protagonistas a un nuevo plantel de personajes, si bien manteniendo a algunos de los ya aparecidos en la entrega anterior. En este sentido, en “300: el origen de un imperio” se narran los esfuerzos del valeroso general ateniense Temístocles para tratar de unificar a todas las polis griegas (Esparta entre ellas) en contra de las fuerzas invasoras capitaneadas por Jerjes y Artemisia, la vengativa comandante de la armada persa. Un punto de partida interesante que pudiera llegar incluso a justificar una secuela que en principio parecía probablemente innecesaria, especialmente si se plantea esta nueva entrega como un complemento que amplía la anterior y no se limita tan solo a prolongarla. Elemento que se agradece.

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Sullivan Stapleton en «El origen de un imperio» Noam Murro

Del mismo modo, otro punto atrayente con el que cuenta el filme, a mi juicio, es el de haber trasladado toda la épica a un nuevo campo de batalla, transcurriendo casi todas las escenas de acción en el mar. Y, al mismo tiempo, la acertada elección de los nuevos protagonistas, encarnados por la bellísima Eva Green que desplega toda su sensualidad en el papel de la villana Artemisia y por Sullivan Stapleton como Temístocles, que triunfa al no reducir su rol de héroe a una mera repetición de la características del recordado Leónidas interpretado por Gerad Butler.

No obstante, ciñéndonos a su apartado cinematográfico y técnico, también debe destacarse que es “más de lo mismo”, pues la dirección de Noam Munro se limita a repetir de manera bastante impersonal la estética y los recursos empleados por Zack Snyder anteriormente (que obtuvieron en su estreno una gran repercusión, siendo posteriormente bastante imitados), sin aportar demasiadas novedades en este aspecto a la cinta. Incluso la banda sonora es prácticamente la misma. Lo cual a buen seguro jugará en contra de su trayectoria comercial, pues carece del factor sorpresa, ingrediente indispensable que encumbró en su momento a la original y visualmente transgresora “300”.

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Eva Green en «El origen de un imperio» Noam Murro

Asimismo, se vuelve a repetir un relativo error del primer “300”, obviando el trabajar un guión más elaborado que pasa nuevamente a un segundo plano dando mayor importancia a lo visual sobre el contenido y el recurrir reiteradamente a diálogos impactantes pero poco verosímiles. Punto y aparte es el mensaje absolutamente beligerante y pro-intervencionista que vuelve a transmitir esta nueva entrega, así como la en ocasiones excesiva apología de la violencia justificada, siendo quizás aconsejable no detenerse demasiado a meditar sobre algunos de los discursos marcadamente propagandísticos recogidos en ambas cintas, al menos si se desea tan solo disfrutar del espectáculo.

En cualquier caso, aunque en cierta medida inferior a la primera entrega, “300: el origen de un imperio” cuenta con varios de los elementos necesarios que la convierten en un auténtico espectáculo visual bastante entretenido, que funciona acertadamente como historia complementaria a lo ya narrado y que a buen seguro agradará a los incondicionales del género si bien probablemente alejará irremediablemente a aquellos que no lo sean.

 

«El origen de un imperio» Noam Murro se estrenó en España el 7 de marzo de 2014

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