3 poemas de Angelus Novus de Federico Ocaña

3 poemas de Angelus Novus de Federico Ocaña

Federico Ocaña (Madrid, 1990). Ha trabajado como profesor y librero. Licenciado en filosofía, se especializó en este ámbito en el pensamiento heterodoxo de los siglos XVI y XVII. Miembro de la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid desde 2008, ofrece recitales poéticos tanto en este marco como en festivales y eventos, entre ellos La Noche en Blanco, Semana Complutense de las Letras, Feria del Libro – Expoesía de Soria, Poesía en el Corral de comedias (Alcalá de Henares), Poetry Performance Abend (Berlín) y el más reciente, Marpoética de Marbella. Su obra ha aparecido en diversas antologías y medios de comunicación y colabora habitualmente con poemas, reseñas, artículos y traducciones en revistas como Tarántula, Más Jazz, Oculta Lit y Culturamas.

Angelus Novus (EOLAS, 2022), prologado por Óscar Esquivias, es su tercer libro. Los anteriores fueron Desprendimientos (Amargord, 2011) y haces. muros (Polibea, 2020). Ha traducido y prologado Tango Berlín (Greylock, 2020) de Kurt Bartsch.

Dejamos una selección hecha por el autor de tres poemas de Angelus Novus

 

TESIS VIII

 

el insomnio es amarillo como este vicio

calcificado en mis tendones,

un sol podrido que avanza y se detiene,

lluvia de soles nauseabundos, galería

de taras, de sombras,

de estertores, cuánto color

no cambiará este mediodía,

ante mi devoto párpado cerrado a la costumbre,

cuánto no derramará aquí y allá

la hora insana, el orificio y el límite,

entregando el centro a una causa torpe;

el Oriente del sueño no cabe en esta tierra. mi cuerpo

se ausenta de mi infancia.

 

TESIS XLII

 

este es el lugar de la certidumbre,

quimera de la posesión en esta tierra

donde el ángel despliega sus alas

y tiene color de aurora el velo sobre el mundo.

 

este es el lugar del consuelo,

bendita sea la sombra

que proyecta el arco de su brazo santo

sobre la frente del pasado, sobre la faz

 

presente de esta herrumbre nuestra,

sobre el porvenir de broza, espino

clavado a su vez en nuestro rostro.

este es el lugar. esta, la servidumbre.

 

TESIS XLVII

 

habría en cada muro una imagen,

un resplandor en mitad de la jauría

-la antorcha no convoca al oído, sino al ojo.

 

a la combustión de ese cuerpo

enmarcado en la noche por el haz

de luz que expediría

 

llamaríamos anhelo

y su expulsión de nuestra vida

no tendría nombre,

 

veríamos su espalda únicamente,

una lejanía cada vez más pronunciada,

la mudez arreciando,

 

el sueño quebrado en sus raíces

que cesaría de ser; imposible,

así, ningún retorno.

Autor

Revista cultural

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