23 de abril: Un paseo literario por Madrid

23 de abril: Un paseo literario por Madrid

Curiosa cuanto menos resulta la conjunción de acontecimientos y celebraciones que, con el pasar de los años, se han ido concentrando en una sola fecha de nuestro calendario. Hablamos concretamente del ya imprescindible 23 de abril: día de las Comunidades autónomas de Castilla y León y Aragón; día de Sant Jordi en Cataluña, con sus rosas y sus libros; así como día de la conmemoración de la muerte, en 1616, de dos de los grandes de las letras universales: Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare.

Pero no es mi intención detenernos en ninguno de estos escritores ni en la celebración internacional del Día del Libro, ni siquiera en la entrega del prestigioso Premio Cervantes de la lengua castellana en esa joya que es el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Mi propuesta de hoy es llamar la atención, poner en valor una zona de Madrid fuertemente vinculada al mundo de las letras, las artes, las instituciones culturales; la historia, la leyenda y el teatro. Hablamos del Barrio de las Letras.

Pocas ciudades como Madrid han sido capaces de aglutinar en un solo barrio, tal cantidad de referencias del mundo de las letras y sacarle tanto provecho en los últimos años. Se trata además, de un barrio que ha mantenido intacto su trazado y los nombres de sus calles desde los siglos de oro de la cultura española, los siglos XVI y XVII. Somos conscientes de la amplia y valiosísima oferta cultural y de ocio que nos ofrece este pequeño trapecio del distrito centro de Madrid, y por ello ofrecemos este paseo lleno de posibilidades para que cada uno escoja lo que más le satisfaga.

Las primeras referencias que se tienen de esta zona de la capital datan del reinado de los Reyes Católicos (1475-1517). En este período comenzaron a edificarse las primeras casas y, en una de ellas, vivió el mayordomo y poeta de la reina Isabel I de Castilla, Álvarez Gato. El solar que ocupó su vivienda, situada en los alrededores de la Carrera de San Jerónimo y la calle de la Cruz, no tendría mayor relevancia si no fuera porque sus célebres espejos concavos y convexos de la fachada sirvieron a Ramón María del Valle Inclán para definir al más grotesco de los géneros literarios, el esperpento:

Los héroes clásicos reflejados en los espejos del callejón del gato dan el Esperpento

 

A finales del siglo XVI este barrio Literario o Cervantino ya posee sus propios rasgos distintivos y se perfila por ser residencia de numerosos escritores, promotores teatrales, dramaturgos y otras gentes relacionadas con el mundo de la cultura que se instalan en Madrid, acudiendo al reclamo de la capitalidad de las Españas, decretado en 1561. Asimismo se instalan en estas calles los corrales de comedias más importantes de la Villa y Corte durante estas centurias: el corral de la Cruz y el del Príncipe.

La comedia, rica cosa
gracioso entretenimiento
para ocupar a gente ociosa,
que divierte el pensamiento
de la tristeza enojosa                            Lope de Vega

 

El corral de la Cruz estaba ubicado entre las calles de Álvarez Gato y la Cruz desde el año 1579. Fue una de los centros de animación más importantes de la sociedad madrileña durante sus casi trescientos años de vida. Ya en 1743 se cubrió con una techumbre diseñada por el arquitecto Sachetti y pasó a denominarse teatro de la Cruz. En el siglo XVIII polarizó gran parte de la vida teatral madrileña. Allí se estrenaron los sainetes de Don Ramón de la Cruz, o el Sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, en 1806; el Don Juan Tenorio de Zorrilla en 1844 o La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa, en 1834. En 1858, ante el pésimo estado de conservación, una Real Orden dispuso su derribo.

Monumento a Federico García Lorca, en la plaza de Santa Ana.

Monumento a Federico García Lorca, en la plaza de Santa Ana.

Sin embargo si hubo un local teatral con prestigio y que ha llegado a nuestros días, es el Corral del Príncipe. Este corral de comedias se inauguró el 21 de septiembre de 1583 y su explotación corrió a cargo de la Hermandad de la Pasión. En él se representaron los Pasos de Lope de Rueda así como las obras más importantes de dramaturgos de los siglos XVI y XVII como Lope de Vega. A partir de 1745, el viejo Corral del Príncipe pasó a denominarse teatro tras haberle implantado la techumbre. Es en este momento cuando se representaron piezas tan importantes para la literatura como: La Raquel de García de la Huerta, en 1778; El Muñuelo de Don Ramón de la Cruz, en 1792 o El viejo y la niña de Leandro Fernández de Moratín en 1790. En 1802 sufrió un voraz incendio que obligó a su reconstrucción y tras ella pasó a denominarse Teatro Español.

Si por algo se caracteriza este barrio es por poseer, en la nomenclatura de sus calles, a los principales genios de la literatura española, que además, habitaron en sus contornos. En estos entramados de calles estrechas y plazas luminosas vivieron los más venerados novelistas como Miguel de Cervantes, en la calle Francos, actualmente Cervantes; o Francisco de Quevedo. También poetas y dramaturgos como Luis de Góngora o El «Fénix de los Ingenios», sobrenombre que llevó hasta la posteridad Félix Lope de Vega y Carpio. Y es precisamente la casa de este «genio de la naturaleza» el último testimonio de vivienda familiar del siglo XVII que posee el barrio y en definitiva, el resto de Madrid.

La Casa de Lope de Vega, situada en el número 11 de la calle Cervantes, es un edificio que ya aparece dibujada en el plano de Texeira con un empaque superior al de las vecinas. Fue la morada del poeta durante los últimos años de su vida. En ella sufrió la muerte de su hijo y la de su esposa, Juana de Guardo, en 1613. Fue también su nido de amor con Marta Nevares, y en ella vio partir a su hija Marcela hacia el convento de las Trinitarias, donde vivió recluida en clausura.

Casa Museo de Lope de Vega en Madrid

El edificio conserva la arquitectura madrileña típica de la época. Mantiene dos plantas, la última con mansardas, y las fachadas combinan, de una manera muy castellana, la piedra de mampostería con el ladrillo. El arquitecto Fernando Chueca Goitia se encargó de su restauración en los años sesenta del siglo XX y hoy podemos disfrutar de las distintas estancias como el oratorio, el estudio del poeta, el estrado la cocina o el huerto.

La historia de la casa en la que pasó sus últimos años Miguel de Cervantes es especialmente triste. La vivienda del siglo XVII estaba situada en el solar que hoy ocupa el número 2 de la calle Cervantes. A mediados del siglo XIX el edificio presentaba un grave deterioro y estaba a punto de caerse. Antes de que esto sucediera, el insigne cronista de la Villa y concejal del Ayuntamiento, Ramón de Mesonero Romanos, se interesó por salvar del derribo; pero el afán de negocio y la incultura fueron más fuertes, y al final el proyecto de Mesonero Romanos de crear un museo dedicado a la figura del escritor de Alcalá de Henares, cayó en el olvido. El único vestigio que queda del novelista en ese lugar, es una simple placa en la fachada de la calle Cervantes nº 2 que recuerda:

Aquí vivió y murió Miguel de Cervantes cuyo genio admira el mundo, falleció en MDCXVI

 

Muy cerca de esta casa se encuentra el ya aludido convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, lugar de enterramiento de Miguel de Cervantes en 1616. Por desgracia una remodelación en 1673, llevada a cabo en la capilla, hizo perderle la pista a la sepultura del «manco de Lepanto» y de la de su esposa, Catalina de Salazar.

En las dependencias de este austero convento de traza barroca, destacan un retablo del Cristo de la Piedad, obra de Churriguera, y varias tallas atribuidas a Juan de Mena y José de Mora. De aquí salieron muchos de los objetos que hoy se exhiben en la Casa de Lope de Vega. Añadir como curiosidad que, después de 397 años, la Real Academia de la Lengua sigue encargando todos los años a esta iglesia, un funeral por el alma de Cervantes, en el aniversario de su fallecimiento.

Por este Barrio de las Letras, también llamado de las Musas, permanecen indelebles infinidad de huellas literarias. En los azulejos pintados a mano de las calles hay escritos nombres como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Núñez de Arce o Moratín. Hombres de letras que escribían sus obras en estas calles o que mantenían agresivas disputas literarias a golpe de versos envenenados.

Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla
Fcº de Quevedo

 

Y si miramos al pavimento de la calle de las Huertas, descubriremos las citas más universales de los poetas o dramaturgos que triunfaron en los concurridísimos corrales de comedias. Citas que hablan de oscuras golondrinas, veleros bergantines, o apartadas orillas.

En definitiva un paseo lleno de posibilidades literarias que alimentan el espíritu; Ya se encargarán otros edificios de tan emblemático barrio, que homenajean y ensalzan a la mejor gastronomía local, para esos otros alimentos sin duda más terrenales…

Imprenta de Juan de la Cuesta en la calle de Atocha

Imprenta de Juan de la Cuesta en la calle de Atocha

Autor

Nací en Madrid, pertenezco a un ámbito en el que la cultura ha colmado por sí misma muchos de nuestros anhelos y nuestra forma de sentir la vida. La literatura, la pintura, el teatro, la arquitectura, el cine, la música… el ARTE en general, son términos muy ligados a mí. Estudié filología hispánica en la Universidad Complutense aunque los avatares de la vida me empujaron por el mundo de la comunicación. He tenido la suerte de trabajar en algunos de los medios más importantes de España y, aunque no soy experto en nada, me complace ser aprendiz de todo.

4 comments

  • «….¿Sabes cual es el error en el que siempre incurrimos ? El de creer que la vida es inmutable, que una vez metidos en unos raíles hemos de recorrerlos hasta el final. En cambio, el destino tiene mucha mas fantasia que nosotros. Justamente cuando crees encontrarte en una situacion que no tine escapatoria, cuando llegas al ápice de la desesperación, con la velocidad de una rafaga de viento cambia todo, queda patas arriba, y de un momento a otro te encuentras viviendo una nueva vida……»

    Reflexiones que he seleccionado de uno de mis mejores lecturas de «Donde el Corazon te lleve » Susana Tamaro

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  • Excelente y muy ilustrador. Paseé un algo por ese barrio hace unos años. Cuando vuelva a Madrid este artículo me tiene que servir de guía para volver a visitarlo con renovado interés. Gracias Jaime

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