2 poemas de José Miguel Lecumberri de «En las venas de la noche»

2 poemas de José Miguel Lecumberri de «En las venas de la noche»

José Miguel Lecumberri (Navarra, 1981) poeta, aforista, filósofo y músico. Ha escrito varios libros entre los que destacan los poemarios: El jardín de las nueces (Editorial Praxis), Moncloe Pisicis (Versodestierro) y Amaia (Barbas Poéticas), el libro de ensayos: El matemático negro (Mezcalero Brothers) y la recientemente publicada colección de aforismos: La cuna de Judas (Cisnegro). También ha publicado sus textos y traducciones en las revistas digitales Zenda, La Otra, Blanco Móvil y Barbas Poéticas.  Como músico participa en el ensamble sueco-mexicano de noise avant-garde Dark Ages MirrorMan que cuenta con un EP Tezcatlipoca y actualmente está por publicar su primer LP.

Estos poemas forman parte del libro En las venas de la noche, de próxima aparición por la editorial Buenos Aires Poetry.

 

 

YOHUALLI EHECATL NAHUALLI TOTECUHYO[1]

 

Goteaba un verso árboles postrados al otoño

Un recuerdo cuya ventana da a la tristeza

Miradas retirándose como niebla entre los árboles

Cuerpo esculpido por la noche

Adquiere la forma del olvido

Hay un silencio enredado al humo de mi cigarrillo

Hay cenizas cayendo de mis palabras

Aún calientes

Aquí está la ausencia mostrándonos su victoriosa carne

Su guirnalda de sombras

Aquí estamos con un laberinto de hojas en el alma

Con una voz que el polvo oscurece

Aquí estamos ante el súbito descubrimiento que el dolor deja caer como un puño de piedras preciosas

En el fango

Goteaba un beso los frutos de un paraíso prohibido

Cada uno deja su nuevo rostro en las antiguas piedras de la mentira

En el artificio feliz que arrastra tu nombre por aquello que ignoro

Por tus famélicos dioses que hoy deliberan en silencio

En catacumbas que contienen los secretos de la resurrección

En la ciudad se van extinguiendo las luces

Mientras me esperas en la cama tibia

Y el sol destroza sus rayos

Para construirte una caja de cristal.

 

 

 

REAL DE 14

 

Temblor de cosa muda

De niebla en cautiverio

De besos donde bebe

El alquitrán de la tristeza

Sombra sin límites

Entre los muebles polvorientos

Árboles roídos por la niebla

Tardes de muchas cosas muertas

De sonidos sin luz

De libros vacíos

De sueños con negras tortugas

Tardes que extienden el metal oxidado

De la angustia

Tardes que horadan el espejo incandescente

De la memoria

Tardes de coral rojo y sangre en las melenas

De las horas

Me tiembla la mano

La palabra quieta en el vacío

El vacío quieto en el pensar

Ser y no ser confundidos

No hay desierto más gélido que el espíritu.

 

[1] Se trata de una expresión encontrada en el Códice Florentino. Difrasismos de la paremiología nahuatl que significan: ”viento de la noche”, en tanto inexorable, intangible.

Autor

Revista cultural

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