Ofelia

Ofelia

Llegaba tarde a mi conferencia y corrí por el vestíbulo observando que el tren salía del túnel. Entré jadeando en el vagón y miré a ambos lados por si había algún asiento libre. Me quedé de pie, apoyado en una de las puertas interiores.

Me sumergí mentalmente en los cuadros de los «prerrafaelitas», de los que tenía que hablar en el Museo del Prado, en particular de la Ofelia de Millais, una de mis obsesiones desde que estudié Bellas Artes. En cierto momento miré hacia el fondo del vagón. Me observaba una mujer. Era joven y hermosa, tenía el pelo largo y llevaba un traje de chaqueta con minifalda. Las estaciones pasaban y la gente entraba y salía del vagón. La muchacha seguía mirándome como si me conociera. Aunque no suelo hablar con desconocidos, me acerqué a ella y le pregunté si nos habíamos visto antes.

Debería echarme a llorar, me dijo con una expresión extraña. No te comprendo, dije por mi parte encogiéndome de hombros. Y yo tampoco a ti, añadió mirando para otro lado.

Llegamos a una nueva estación y dijo que tenía que marcharse. Se dirigió a la puerta sin mirar atrás. El Metro volvió a arrancar. Pensé en el personaje de Shakespeare y en el tránsito entre la vida y la muerte que había pintado Millais. El cuerpo de Ofelia se pierde entre las flores y el agua. Esa mirada vacía y a la vez hermosa. El sauce y las ortigas que hablan de dolor mientras las margaritas lo hacen de inocencia y fidelidad. Y están la virginidad del lirio y la sexualidad de las orquídeas.

No quedaba ningún asiento libre. El ordenanza apagó las luces y la figura de Ofelia apareció en la pantalla. Al verla recordé que la mujer del Metro se llamaba Sonia. Fue la primera chica que besé en mi vida.

Ella tenía 13 años y yo 15.

(La foto es la Ofelia de John Evertt Millais, 1852, conservada en la Tate de Londres).

Autor

Novelista y catedrático de Política Económica, es profesor en los prestigiosos ICADE (Universidad Pontificia de Comillas) y CUNEF (Universidad Complutense de Madrid). Licenciado y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y máster en Estudios Literarios y en Literatura Española. Ha escrito varios libros de economía y decenas de artículos, así como cinco novelas (La muerte lenta”, 1995, “Vivir es ver pasar”, 1997, “La paz de febrero”, 2006, “Entrevías mon amour”, 2009 y “Las mentiras inexactas”, 2012), sendos ensayos sobre los escritores Manuel Rico, 2012, y Haruki Murakami, 2013, y un libro de microrrelatos, los "Cuentos de los viernes", 2015. En la actualidad está escribiendo un segundo libro de microrrelatos: "Cuentos de los otros" y una nueva novela.

3 comments

  • El relato en primera persona y en tiempo pasado concluye aclarando el enigma del comportamiento emocional de la protagonista femenina al expresar con extrañeza ante la ignorancia del hombre “ Debería echarme a llorar”, en cierto modo es un reproche ante la ausencia de un recuerdo en plena adolescencia para ambos, ella tenía 13 años y él 15.

    El narrador introduce un acontecimiento que según el orden de la historia debería haberse mencionado antes, un retroceso en el tiempo, lo que Roland Barthes llamaría una distorsión o una anacronía, concretamente una analepsis externa, es decir, el narrador se remonta en boca del propio autor a un tiempo anterior al punto de partida del relato.

    Se diría que es un relato personal en boca de narrador “omnisciente” es decir, que construye todos los detalles de las acciones y los sentimientos que ve y percibe y al mismo tiempo, relata esos estados mentales; sin embargo, el narrador se diluye y se evapora, se enmascara, propio de la narrativa, Justo Sotelo para hacer más difícil la tarea de reconocimiento.

    El autor autentifica lo que cuenta a través de las ideas, emociones y sentimientos de los dos personajes; aportan un mapa mental, sobre lo que pudieron experimentar ambos en un pasado. Un amor pasajero y un rostro olvidado para él en plena adolescencia cuando tan solo eran unos niños, un recuerdo imborrable para ella, su primer amor que jamás olvidará. En realidad es un viaje al pasado en el que ambos personajes de la historia se enamoraron; ya nada volverá a ser lo mismo, solo queda el recuerdo en un simple desplazamiento en metro por la gran ciudad, un tanto intrascendente pero que iluminará y activará la mente de los dos personajes. El código axiológico se cifra en un viaje o exterior (en metro) y otro interior al recuerdo, al alma, a la mente humana donde indagar el pasado; el código epistémico, la búsqueda de la identidad enigmática, el rostro de la chica. Se produce una asociación de ideas, al final de la conferencia, cuando el chico ve la figura de Ofelia en la pantalla y recuerda el nombre de Sonia, ya sea por semejanzas físicas (un doble) o por acabar los dos nombres en las mismas vocales o simplemente por el tránsito entre la vida y la muerte (es decir el amor que fue y ya se olvidó, se perdió y se desterró).

    El texto descriptivo contiene parejas ambivalentes y de metáforas (amor-muerte, sauce y ortigas = dolor, margaritas = inocencia y fidelidad), de símbolos (flores = vida, agua = muerte) que se ven y se perciben en el paratexto, es decir en la imagen del cuadro, todos ellos propios de la era donde se enclava al autor, la posmodernidad.

    Arte, estética y literatura se conjugan en el relato para desterrar el viaje subterráneo de los recuerdos olvidados…donde los mundos ficcionales de Sotelo, una vez más, aportan un aroma de nostalgia y de intriga, en medio de miradas y sentimientos ambivalentes.

    Excelente querido escritor de la ficción, Justo Sotelo! Atractivo, sugerente, impactante y visual. Un abrazo.

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  • Como siempre, Almudena, tu interpretación es estupenda, para unos cuentos que no son fáciles de analizar, debido a sus múltiples caminos abiertos. Un abrazo.

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  • cómo no desvanecerse
    entre margaritas
    entre flores
    inocentes y fieles

    cómo no diluirse
    entre aguas
    prístinas y sensuales
    de lagos y mares

    cómo no ir más allá de
    dolores y males
    hasta perderse entre
    lirios virginales ante
    orquídeas sexuales
    acechantes y vigilantes

    Roranna-071016-11h.

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