Por NACHO CABANA
Entramos a la sala Hiroshima tres meses antes de que se cumpla el primer aniversario de su apertura. Lo que más nos llama la atención es lo variopinto del público que se agolpa junto a la entrada. Estamos en una espacio alternativo que programa espectáculos muy radicales pero entre el público hay hombres y mujeres mayores de sesenta años que parecen haberse escapado del cercano teatro Apolo.

Una vez dentro dejamos atrás el escenario donde tienen lugar las perfomances, conciertos, danzas y experimentos dramatúrgicos que copan la programación del lugar. Llegamos a lo que parece ser una sala de ensayos o almacén donde guardar determinadas piezas de los decorados. Un buen número de sillas están dispuestas entre dos pantallas de televisión. Aquello más parece una asamblea que una representación teatral, lo que dado el título del show que nos disponemos a presenciar, no es ningún disparate.

Una mujer agarra un mando y en las pantallas aparece el nombre de un personaje y su texto, a la manera de un karaoke. Momentos de desconcierto hasta que un espectador se avienta a leer la frase escrita en el monitor. Entonces la “hostess” da paso a la siguiente diapositiva que es leída por otra persona y así sucesivamente.
Estamos reproduciendo algunas de las frases pronunciadas durante la huelga que los trabajadores de la fábrica de electrodomésticos NUMAX mantuvieron en 1979, tras dos años intentando autogestionar su empresa. Los actores somos nosotros. La mayoría de los nombres de los supuestos personajes son genéricos e intentan que algún espectador en concreto se sienta aludido (“mujer de pelo corto”, “chico joven”). Cuando aparece el primer nombre propio ya le hemos pillado el tranquillo a la perfomance y hay hasta quien se atreve a interpretar y obedecer las órdenes posicionales (“levantándose”, “mirando fijamente a…”).

Un hombre en su treintena va a leer el texto asignado a un tal José Vicente cuando uno de los señores jubilados que nos llamaron la atención antes de entrar se levanta e identifica como el José Vicente real y reclama leer la misma oración que pronunció 37 años atrás. Es uno de los huelguistas que estuvo originalmente en NUMAX. Momento mágico donde teatro, realidad y tiempo se dan la mano. Pronto, el cine se añadirá a la ecuación y veremos unos fragmentos de la película documental Numax presenta (1980) que Joaquim Jordà rodó en la época. El señor que se ha levantado reclamando su lugar en la historia y en el show aparece en el televisor pronunciando de joven la misma sentencia que le acabamos de escuchar de viva voz.

Acaba el primer acto y damos la vuelta a nuestras sillas, poniéndolas mirando al otro monitor. Se repite la dinámica pero ahora recuperando los diálogos que mantuvieron los trabajadores de FAGOR en 2013, cuando el buque insignia del cooperativismo mondragonés fundado por José María de Arizmendiarreta en 1956 deja en la calle a 1800 trabajadores. Los ecos de un fracaso resuenan en otro. Aunque los tiempos –como dice el escritor Pérez Andújar– hayan camuflado a los trabajadores en consumidores, la historia es parecida.
O no.

Roger Bernat y su equipo invitaron en 2013 a los extrabajadores de NUMAX a realizar una recreación de las asambleas que ellos mismos habían realizado 35 años antes y a ser testigos de la mantenida por los trabajadores de FAGOR (que acababan de grabar). A la cita acuden una veintena de personas. Nadie se reconoce en las palabras de sus antecesores. Los de FAGOR no se reconocen en las palabras de los de NUMAX ni viceversa. Estos últimos ni siquiera se identifican con lo pronunciado por ellos mismos 35 años atrás.
Y eso genera la tercera parte del espectáculo donde se mezclan líneas de diálogos de ambas épocas con otras supuestamente pronunciadas por Joaquim Jordà y su operador de cámara.

NUMAX-FAGOR-PLUS es una experiencia muy interesante en la que Bernart introduce elementos de distanciamiento y humor creados a partir de la misma dinámica de la representación. Hay momentos de descontrol como no podía ser de otra forma cuando el proceso de compresión de la mecánica teatral es parte de la dramaturgia.
NUMAX-FAGOR-PLUS se representó solo durante tres días de este mes de Enero pero la sala ofrecerá en Febrero dos espectáculos que durarán dos semanas cada uno.

La banda del fin del mundo es un montaje de loscorderos·sc estrenado en Temporada Alta “un espectáculo galáctico con voluntad de trascender la realidad para alcanzarla desde otro lado: tres seres de otro mundo quieren comunicar una verdad sobre la improbabilidad que desmiente la matemática” en palabras de creadores. Estarán del 4 al 7 de Febrero y del 11 al 14 del mismo mes, que se completa con Locus Amoenus una pequeña ficción inspirada en el relato El Túnel de Friedrich Dürrenmatt y en la película Europa (1991) de Lars Von Trier a cargo de la compañía atrebandes. Del 18 al 21 y del 25 al 28.
Más información en www.hiroshima.cat



