EL GRAN MERCADO DEL MUNDO según Xavier Albertí.

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Por NACHO CABANA

¿Cómo llevar a escena un auto sacramental en el siglo XXI cuando lo religioso ha sido suprimido (al menos en un sentido no folclórico) de la vida pública nacional? La respuesta de Xavier Albertí a esta pregunta a la hora de montar su versión de El gran mercado del mundo en el Teatro Nacional de Catalunya es lúcida: haciendo énfasis en la dualidad que presenta el texto original; subrayando que el discurso teológico alegórico se sustenta dramáticamente en una apología capitalista profundamente contradictoria desde su planteamiento. Si el premio a la virtud se sustenta en algo tan materialista como el gasto realizado en un mercado, ¿por qué se castiga a quien compra bienes materiales en él y se premia a quien renuncia a adquirir lo que define al mundo tal y como es?. La respuesta eclesial es obvia: porque los talentos que la vida nos da tenemos que emplearlos en renunciar a los pecados capitales para consagrarlos a un hombre que vaga por la plaza pública con los ojos vendados intentando no tropezarse y caerse.

La fe, siempre ciega. Alejandro Bordanove y Rubén de Eguía "El gran mercado del mundo" según Xavier Albertí
La fe, siempre ciega. Alejandro Bordanove y Rubén de Eguía “El gran mercado del mundo” según Xavier Albertí

Sabedor de que solo profanando lo que en su tiempo fue a su vez una manera de los empresarios teatrales de saltarse la prohibición de abrir los teatros en semana santa se podría llevar a un escenario contemporáneo un género dramático en las antípodas de los intereses contemporáneos, Albertí inicia su El gran mercado del mundo (tras un previo con el ángel y el pianista) con todo el elenco alineado en paralelo al proscenio, recitando el planteamiento de la alegoría mientras el ruido de un ventilador dificulta la escucha del texto. Discutible pero eficaz manera de abrir las orejas de un respetable no acostumbrado a seguir obras en verso.

EL GRAN MERCADO DEL MUNDO según Xavier Albertí
“El gran mercado del mundo” según Xavier Albertí

Un monólogo de La Culpa (excepcional Silvia Marsó) en el que por momentos (y solo por momentos) se despega la interpretación del significado para subrayar el tiempo transcurrido desde su escritura (se calcula que 1636-1638) da paso al mercado del título que Albertí y su escenógrafo convierten en una atracción de feria que gira lentamente lo hace el mundo y en donde las diferentes vagonetas son ocupadas por los personajes alegóricos que ofrecen sus mercancías a los dos hermanos que compiten por la virtud, es decir, la bella joven cuyo padre (¿dios?) entregará a aquel que use mejor sus talentos.

O lo que es lo mismo, al cielo de la carne por el capitalismo.

La Culpa -Silvia Marsó- "El gran mercado del mundo" según Xavier Albertí
La Culpa -Silvia Marsó- “El gran mercado del mundo” según Xavier Albertí

El espectáculo funciona en general muy bien cuando las audacias del montaje se circunscriben a la puesta en escena, flaquea ligeramente cuando se intenta distanciar al actor del texto con estrategias como que un personaje cante en registro de ópera paródica las réplicas a los diálogos que los otros actores recitan con un punto de academicismo y (con la excepción de la interpretación final de Il mondo se tambalea cuando Albertí introduce canciones de revistas de la época dorada del Paralelo barcelonés con la excusa de que “la naturaleza alegórica de los personajes del auto sacramental tanto nos remite a las crisis clásicas que encontramos en los primeros trágicos democráticos y sus reflexiones sobre las ideologías arcaicas como nos recuerda a las pícaras denuncias en las revistas musicales del Paralelo o la Gran Vía madrileña, con personalidades voluptuosamente simbólicas de la realidad política”.

El gran mercado de Il Mondo. "El gran mercado del mundo" según Xavier Albertí
El gran mercado de Il Mondo. “El gran mercado del mundo” según Xavier Albertí

Una explicación esta última que no justifica los intermedios musicales que parecen obedecer antes que nada al gusto del director por el género que a otra cosa y que sacan bruscamente al personal del complejo y coherente universo creado sobre el escenario.

Ya hemos mencionado más arriba el buen hacer de Silvia Marsó como La Culpa, doblemente meritorio en tanto se trata de la alegoría menos clara; a ratos el diablo a ratos la conciencia paralizante y en todo caso siempre presente en el mercado del mundo. Muy bien los dos hermanos de la función Alejandro Bordanove en el Buen Genio y David Soto como Mal genio; algo más flojo Jorge Merino como el Mundo y el Padre de familias y divertido aunque obvio Roberto G. Alonso como Lascivia.

"El gran mercado del mundo" según Xavier Albertí
“El gran mercado del mundo” según Xavier Albertí

Excelente la escenografía de Max Glaenzel, el vestuario de Marián García Milla y la iluminación de Ignasi Camprodon.

El final del montaje, cuando comienza a sonar la citada Il Mondo y la fe ciega carga con una cruz de neón que planta en mitad de la atracción de feria mientras se recupera el ventilador inicial y caen papelitos brillantes del techo es de una belleza plástica sobrecogedora.

Roberto G Alonso -Lascivia-  y Rubén de Eguía "El gran mercado del mundo" según Xavier Albertí
Roberto G Alonso -Lascivia-  y Rubén de Eguía “El gran mercado del mundo” según Xavier Albertí

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Nacho Cabana

NACHO CABANA (Madrid, 1968) es guionista de cine y televisión y escritor. Desde “Colegio Mayor” (1993) a “Matadero” (2018) pasando por “Policías en el corazón de la calle”, “Médico de familia”, “Compañeros”, “U.C.O” numerosas series de TV llevan su sello . Así mismo es el coguionista de dos largometrajes de ficción, “No debes estar aquí” (2002) y “Proyecto Dos” (2008) y los documentales “Arizmendiarreta, el hombre cooperativo” (2019) y “Aute retrato” (2020) que fue nominado al Goya. También es el responsable de “Tres caídas” (2006), documental sobre lucha libre mexicana presentado en el Sitges Film Festival y otros certámenes internacionales. Como escritor ganó en L´H Confidencial 2014 con “La chica que llevaba una pistola en el tanga” (Roca editorial), el “Ciudad de Irún” de novela en 2004 con “Momentos robados” y el de cuento en el mismo certamen con “Los que comen sopa” (1993). “Verano de Kalashnikovs” (Harper Collins, México) es su última novela. Actualmente es tutor del módulo de ficción televisiva del Máster de Guion de The MediaPro Studios con la ESCAC y escribe críticas de cine, teatro y música en la revista cultural on line “Tarántula”. Viaja todo lo que puede y escribe aunque no pueda.

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