Fer Martínez: un desafío a la raíz de la incertidumbre

Fer Martínez: un desafío a la raíz de la incertidumbre

Cuando silban las mareas

hay alguien que dibuja su reflejo.

David Foronda

 

Es extraña la tarea de clasificar las sensaciones que experimentamos al hablar de nuestros miedos; la fuerza con la que se inscriben las decisiones en el marco de las consecuencias, el arrepentimiento que cae como gotas sin viento, firmes y constantes. Y no es fácil apartar el silbido de la conciencia cuando ésta nos mira con la arrogancia del fracaso…Dar un paso adelante a sabiendas de que todos, a nuestro alrededor, están pendientes de que ese paso sea el último y las risas suenan como golpes de tambor en la piel de la derrota.

Foto del ciclo «Tiempos Extraños» © Fer Martínez

Las fotos de Fer Martínez retratan el acto de la toma de conciencia: el instante en el que la zancada decide la dirección del cuerpo y se convierte en un movimiento irrevocable, que enciende las hogueras del miedo y despide destellos de unas tinieblas cuyo olor sabe a nosotros, pero ya no es el nuestro. Porque cada marcha supone un cambio, una transformación del futuro, un enigma que gira alrededor de un sentimiento de pérdida: de referentes, de afectos, de paisajes humanos.

Foto del ciclo «Ciudad Fantasma» © Fer Martínez

En la serie “Tiempos Extraños el artista se confiesa ante sus propias inquietudes y las tramas borrosas de sus fotos se leen como estrías en el viento que mueven mareas de transeúntes anónimos huyendo de sus destinos o acercándose a ellos, corriendo hacia una cierta dirección que intuimos ser la correcta, pero que nos asusta compartir porque se trata de unas imágenes fulgurantes, como un salto desde un acantilado. Excitantes y calladas, radiantes y atribuladas, nos invitan a arrastrarnos hasta el borde del precipicio o hasta las vías del tren, del metro…Cuestionando esas acciones que persisten en la repetición diaria de nuestros hábitos, y de las cuales no nos atrevemos a prescindir.

Foto del ciclo «Tiempos Extraños» © Fer Martínez

El deber y la osadía se convierten así en la materia con la que Fer Martínez nos induce a  desnudarnos de nuestros temores para empezar a movernos, calentando ese cuerpo frígido y estancado en la seguridad del día a día; no importa el rumbo sino el momento en el que desabrochamos nuestra rutina para quemarla con la cerilla del delirio, de la fuerza impetuosa y vehemente de un adiós: ¡Te levantas y te vas! ¡Te levantas y te vas! Eso es lo que nos gritan sus fotos, deambulando por la fisicidad de lo desconocido hasta inducirnos a consumir todos los pasos, hasta llorar nuestro antiguo yo pero conscientes de que hemos dado vida a algo nuevo, a alguien nuevo.

Ahora ya no nos sustraemos a esa hoja en blanco, es más, la manchamos de ideas diseñadas en el azar; sí, con temor, pero el juego de la incertidumbre respira una luz distinta y sabe a miel y herrumbre, a sábanas limpias en la cama de un desconocido, a piel mojada en una pradera nocturna, sabe a pimienta y adrenalina, agua de mar en los ojos y a temblor tropical.

Foto del ciclo «Tiempos Extraños» © Fer Martínez

Nos cuesta asumir el riesgo de que el arrepentimiento nos dispare mientras estamos bailando en la trinchera de nuestra edad: la que avanza siempre, la que se nos escapa y nos vence, la que no podemos parar. Sin embargo ese baile oculto, esa vergüenza manifiesta y ridícula y veraz, nos marea de un éxtasis inesperado, liberador.

Foto del ciclo «Ciudad Fantasma» © Fer Martínez

Ese olor a tierra mojada, a cobijo bajo la lluvia, a barniz, a madera quemada, esas fracciones de recuerdos sin contexto, son el abanico con el que el artista nos consuela, brindándonos el refrigerio de la soledad, que nos corroe y nos alivia, que nos acerca al silencio, a la parálisis, al descanso. Algo que está totalmente aborrecido por nuestra sociedad mediática e incontenible, por la tecnología indómita e inalcanzable y por eso cobra el valor de auxilio o, según se quiera ver, de paliativo.

Foto del ciclo «Tiempos Extraños» © Fer Martínez

En este sentido Fer Martínez nos ofrece distintos remedios para crear un problema y es honesto porque es el primero en enseñar las cicatrices que surcan la superficie de sus vivencias. La ciudad es para él una dimensión del recuerdo, que sustrae la cercanía de los seres queridos y paga esas carencias con la moneda de la libertad pero es una ecuación que no siempre funciona y, de alguna manera, sus fotos nos lo sugieren a través de un claroscuro en el que subyace la dicotomía entre arriesgarse en hacer algo y contemplar a los que hacen, generando un interrogativo constante: ¿apresurarse o reflexionar?

A veces nos parece reconocer a alguien, entre la muchedumbre que nos empuja por las venas de una ciudad en fiesta. Puede que sea realmente un rostro conocido pero también hay caras que son máscaras de nuestra memoria: deslices de unas estaciones pasadas cuyos frutos recogemos tan tarde que su sabor ya difiere del que conocemos. Así mismo hay ciudades que respiran otros lugares, urbes que se alzan sobre la esencia de nuestros recuerdos: espejismos de lo que transcurrió en una época que ya no nos corresponde, pero que nos pertenece. Demasiado calientes para apagarse y demasiado cristalinos para poderlos ensuciar con una voluntad tibia, flébil y aún sin forma propia.

Foto del ciclo «Ciudad Fantasma» © Fer Martínez

Las fotografías de Fer Martínez son el íncipit de un diálogo que nos debemos a nosotros mismos. Con las manos heladas y los pies cubiertos de nieve salimos del calor del hogar que nos vio nacer para acercarnos a un destino que no acabamos de entender, salvo por el hecho, más o menos cierto, de que por ahí tenemos que pasar. Aunque pueda parecer inútil la repetición de un patrón que nos han ido contando, aunque como dijo Franz Kafka “Como un camino en otoño: tan pronto como se barre, vuelve a cubrirse de hojas secashabrá que pisar esas hojas, buscar el suelo y atravesar ese sendero para ver, al menos, si nos lleva cerca de donde auspiciábamos llegar. Sería mejor no hacer comparaciones, aunque será inevitable hacerlas. ¿Será mejor quedarse con la duda y dejar que los demás aparten las hojas secas? Es un desafío a la raíz de la incertidumbre, pero Fer Martínez es de aquellos que prefieren dar un paso adelante, más que reírse de los que se atrevieron en darlo.

 

Autor

Andrea Perissinotto es un artista italiano que vive y trabaja en Madrid, donde ha realizado diferentes exposiciones tanto individuales como colectivas. Desde el 2013 compagina su actividad artística con la organización de exposiciones y proyectos de comisariado, entre los cuales destacan 'Mírate Mientras Puedas' (2013), evento enmarcado en MADO (Madrid Orgullo), 'Day Use' (2013), seleccionado para Room Art Fair “Proyecto Nuevos Comisarios” y patrocinado por Absolut, 'Invivibles' (2014), seleccionado para Arte Open Views, 'Exposición N. 1 - Acto primero' (2014) en Matadero Madrid, 'Carta al padre' (2017) en la Galería THEREDOOM, proyecto seleccionado por Margarita Aizpuru, 'Movidas' para la feria Art & Breakfast (2018) y 'Sweet Dreams - Sueños y Acciones' para el Museo Carmen Thyssen Málaga (2018). Ha sido director de la "Sala ABIERTO" de la Galería THEREDOOM de Madrid, ubicada en la calle Doctor Fourquet 3, enfocando su programación hacia la creación artística emergente y fomentando nuevos proyectos de la industria cultural creativa, tanto a nivel nacional como internacional, a través de exposiciones, ponencias, talleres, acciones de “arte vivo”, presentaciones de editoriales (orientadas hacia los soportes tradicionales o digitales), teatro y música experimentales y residencias de artistas.

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