Cabaret-Eros, una obra dura de Ángel Solo, con una dirección de Javier Aranzadi en su punto

Cabaret-Eros, una obra dura de Ángel Solo, con una dirección de Javier Aranzadi en su punto

Cabaret-Eros de Ángel  Solo, es una obra que refleja los sueños de gloria de dos hermanos, de dos hombres, que sienten que su propio cuerpo los delimita, y no dudan en calzarse unos taconazos, revestirse de lentejuela, y subirse a un escenario para sentir que son, quien en realidad quieren ser Adriana e Irma.

Cada uno deposita sus sueños en un afán determinado. Hay quien los sacia con un coche, una pareja razonable para la coyunta, y un salario que cubra las necesidades cotidianas en la medida que indique el marcador de su consumo.

Pero para algunos hay una inquietud que no se calma con los remedios comunes. Es la desazón de no ser quien deseas ser y este desafío cada uno lo encara en la medida de sus fuerzas.  Unos se crean una vida paralela que ocultan con celo,  en la que no asoma la nariz mas que ellos mismos, y otros se ponen el mundo por montera. Se lanzan sin red, a llenar ese vacío, sabiendo que corren el riesgo de que a partir de ese momento, la banda sonora de sus días suene a ritmo de silbidos y críticas.

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Los actores Francisco Pacheco y Unam Martínez en «Cabaret-Eros», de Ágel Solo, dirigida por Javier Aranzadi

Una amiga mía cuando comencé a dar mis primeros pasos como actor, me decía que hacía falta ser masoca para dedicarte a algo en lo que expones tu propio cuerpo y entregas el alma, con riesgo de que te la pateen, y con el único premio, en el mejor los casos de ser aprobado.

Si ser actor para esta mujer era un acto de masoquismo, el subirse a un escenario vestido y alhajado como una delicada criatura, sería un acto que inentendible, pero a poco que se razone este hecho, no lo es, es una mera necesidad de ser aceptado tal y como te sientes y contar con un espacio donde mostrarlo. Practicando un juego, casi de ruleta rusa, para obtener un todo o un nada. Un, o me aceptas como yo creo que soy, o me pateas el culo, porque entre los dolores menos soportables está el de el silencio y la indiferencia.

Javier Aranzadi, se enfrenta a un texto en que se vive la luz y la sombra, en un paralelo entre el camerino y el escenario. En el camerino los hermanos viven con una dura desazón, y su único momento de recreo es la tarima del club donde cantan, provocan y se sienten deseadas como Adriana e Irma.

La puesta en escena está muy bien resuelta por Aranzadi, creando dos espacios diferentes con dos simples cortinas rojas que se cierran al centro. Cuando los hermanos están en el camerino, las dos cortinas están abiertas y cuando actúan como Adriana e Irma, una se cierra como fondo del escenario del club y la otra permanece abierta, dejando a la vista parte del camerino donde los hermanos discuten poniendo las vísceras sobre la mesa de maquillaje, en una continúa contienda de descalificaciones. Un hecho, solo entendible por la continuo malabar en que viven un cotidiano, que no se ajusta a sus sueños y aspiraciones, a pesar del doraje que le han echado.

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Unam Martínez es Ariadna en «Cabaret-Eros», de Ágel Solo, dirigida por Javier Aranzadi

Ángel Solo, presenta dos personajes luchadores, en una función claramente dramática. No ha querido hacer un azucarillo que edulcore la vida de unas personas que luchan, sin piedra ni palo, por expresarse tal y como sienten, aunque sólo en escasos momentos lleguen a tocar algo parecido a la quimera de la felicidad. Una cosa que llama la atención, una originalidad sobre el escenario, es que los hermanos e incluso el padre, han sido víctimas del maltrato por parte de una mujer: su madre y mujer.

El maltrato y la violencia existen sin diferencia de género masculino y femenino, en las relaciones entre eteros y homosexuales, porque está implícita en una forma de supervivencia que obliga y somete con violencia, con una raíz que a veces trepa por el árbol genealógico, y desgraciadamente,  a veces las personas maltratadas en su infancia repiten el patrón, por eso se debe tratar con rigor a las personas que infringen daño a un menor, y mas si son ellos los llamados a cuidarlo, porque ese daño es impredecible y perdura durante toda la vida.

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Francisco Pacheco es Irma en «Cabaret-Eros», de Ágel Solo, dirigida por Javier Aranzadi

En el escenario hay tres actores Unam Martínez que es Ariadna, Francisco Pacheco es Irma, y el autor Ángel Solo que interpreta es F.J.  La trama pesa sobre los hermanos y F.J. es un personaje comodín. Y si bien hay dos decorados el camerino y el escenario, para mi que Ángel Solo fija mas su atención en el drama que viven los hermanos en el camerino, que en  las artistas bajo la luz de los focos.

Ángel Solo encarna perfectamente a ese F.J, dueño del garito amante infiel y jefe despiadado. Los hermanos están bien dibujados, solo les une su afán, pero su personalidad es diferente, lo que permite a los dos actores realizar un buen trabajo, del que ambos sacan muy buen partido. Francisco Pacheco es el hermano mayor, como artista se ve en decadencia, mientras Unam Martínez, aún espera tener su momento de gloria. Ambos aciertan y se equivocan al mismo tiempo, porque tanto su gloria como su fracaso, no es mas que un afán que sólo está en ellos mismos.

Cabaret-Eros, es un trabajo cuidado y duro, el texto de Ángel Solo es preciso, la dirección de Javier Aranzadi está en su punto, y los actores reflejan perfectamente el desequilibrado equilibrio en que viven los hermanos y reafirma la frase: «Si tu ambición está en las nubes, no la olvides busca una escalera» Si merece la pena, posiblemente sí, porque solo se vive una vez.

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Ángel Solo es el autor y F.J. de, y en, «Cabaret-Eros», dirigida por Javier Aranzadi

AUTOR: Ángel Solo / DIRECCIÓN: Javier Aranzadi/ Actores: Unam Martínez es Ariadna, Francisco Pacheco es Irma, Ángel Solo es F.J. / MOVIMIENTO: Goyo Pastor / MÚSICA: Antonio Dueñas /  / ESPACIO E ILUMINACIÓN: Juanjo de la Fuente / VESTUARIO: Lorena Benito

Se estrenó el 8 de octubre de 2015 en La Sala TU, de Madrid c/ Velarde de nº 15, y estará en cartel todos los jueves a las 23:00 horas

Autor

Desde que me puse delante de una cámara por primera vez a los dieciséis años, he fechado los años por películas. Simultáneamente, empecé a escribir de Cine en una revista entrañable: Cine asesor. He visto kilómetros de celuloide en casi todos los idiomas y he sido muy afortunado porque he podido tratar, trabajar y entrevistar a muchos de los que me han emocionado antes como espectador. He trabajado de actor, he escrito novelas, guiones, retratado a toda cara interesante que se me ha puesto a tiro… Hay gente que nace sabiendo y yo prefiero morir aprendiendo.

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