Así es como la pierdes, de Junot Díaz

Así es como la pierdes, de Junot Díaz

El título no es el principio de una historia sino el final del cuento titulado ALMA, uno de los relatos más cortos pero más significativos de los que componen este libro de Junot Díaz, escritor dominicano afincado en Estados Unidos. Nacido en Santo Domingo en 1968, Junot Díaz, instalado desde los seis años en Nueva York, es uno de los más sobresalientes representantes de una literatura de nuevo cuño que emerge en los Estados Unidos desde hace apenas una década. Escrita en un idioma nuevo:  un inglés plagado de palabras en español y de verbos y adjetivos recién inventados, en la magnífica traducción de Achy Obejas se ha mantenido la fidelidad a este nuevo lenguaje utilizando un español plagado de palabras inglesas y verbos y adjetivos ingleses españolizados (fokin, hangear, enigüey, berbiqiú), difícil rompecabezas que, sin embargo, consigue transmitir a la perfección las vivencias de millones de inmigrantes de primera y segunda generación que tienen que adaptar su lengua, sus costumbres y sus vidas, a una realidad diferente. Una realidad tan dura que acrecienta los aspectos negativos de las costumbres heredadas: «Yo no levantaba ni un fukin dedo en la casa, baby, privilegios de ser macho» confiesa Yunior, el protagonista de todos los relatos, hermano pequeño de Rafa, “tremendo papichulo” que “fue el último comemierda en Jersey que dejó de usar el chándal y la cadena de cordón”.

La madre de ambos “tenía una de esas personalidades tipo Horizonte de Sucesos, la mierda le caía encima y nunca sabías que pensaba de ello. Lo aguantaba todo y no reflejaba nada, ni luz, ni calor”. Con un marido y padre permanentemente desaparecido en jornadas interminables de trabajos esporádicos, duros y mal pagados, la Señora encuentra “un nuevo galán: Jehová” . Mientras Yunior, de diecisiete años, resume la situación: “yo tenía mi yerba y ella tenía lo suyo. Nunca antes le había interesado la iglesia pero se volvió tan loca con Jesucristo que me imagino que se hubiera crucificado ella misma si hubiera tenido una cruz a mano”.

A pesar de tan tremenda realidad,  los primeros relatos de sus encuentros con las mujeres no están exentos de humor , un humor duro e irónico que, poco a poco, se va convirtiendo en sarcástico: “No soy un tipo malo. Sé cómo suena eso-defensivo, sin escrúpulos- pero no es así. Soy como todo el mundo: débil, capaz de meter la pata, pero básicamente, buena gente”. Sin embargo su novia Magdalena no lo ve así: Ella le considera “el típico dominicano un sucio, un perro” ella y todas las jevitas con las que se relaciona y siempre por la misma “pendejada: pegarles los cuernos”. Yunior la quiere “ella es mi corazón” pero “no me iba a poner a buscar novia nueva porque había metido la pata una fokin vez”. Confía en que ella “también sabe perdonar. Católica” y la convence para ir de vacaciones juntos a Santo Domingo. A Magda le parece demasiado compromiso, pero acepta y pasan unos días en un centro turístico de La Romana, “un lugar con guachimanes y pavos reales y una ambiciosa jardinería de matas podados como estatuas por todos lados…. con su propio aeropuerto, 36 hoyos de golf y playas tan blancas que prácticamente piden que las pisoteen”. Antes han estado en un hotelito de mala muerte en Pucamaima -donde él cree que están en buena onda- pero Magda no quiere viajar – como un par de muertos de hambre- y se trasladan a Casa de Campo, que tiene playas donde “cada cincuenta pies hay por lo menos un fokin euro desplayado en una toalla y donde todos tienen cara de catedráticos de filosofía, Foucaults baratos y muchos –demasiaos- están acompañados de dominicanas morenas y culonas, jevitas con miradas de puro ingenio que no tienen más de dieciséis años de edad”. La reconciliación es solo aparente, cuando Yunior le dice que la quiere, ella que se siente presionada,  le reclama un espacio privado para hacer algo por su cuenta, pero Yunior no es capaz de cambiar de perspectiva y, caminando junto al carrito de golf del hotel, le dice: “siento que has rechazado mi país entero”.  A la mañana siguiente, Magda hace las maletas y se marchan para no volver a estar juntos.

En los siguientes relatos Yunior habla de sus novias y de las de su hermano Rafa que muchas veces son la misma persona, como Nilda, la que “vestía pantalones apretaos y camisetas de Iron Maiden” y “tenía un busto increíble. “World Class” Entonces él, con solo 16 años, fue testigo involuntario de los encuentros sexuales de los dos, y más tarde, cuando Rafa ya había muerto de cáncer, contempló como ella se enamoraba de un moreno camionero que la abandonó y cómo se empató otra vez con un grupo de comemierdas recién llegado al barrio que traían un grupito de muchachas que le dieron tremenda paliza, a lo Brick Cityy le tumbaron los dientes de abajo. A Yunior le partió el corazón y años después llegó a pensar que podrían hacer cualquier cosa: hasta casarse, ir a California, empezar de nuevo; pero “ninguno de los dos dice na y el momento pasa”. No volverán a hablar.

Un par de años después. Yunior se irá del barrio “pa la universidad” y nunca más sabrá: “qué coño fue de ella”. Luego vendrá Alma “que tiene un culazo dominicano que parece existir en una cuarta dimensión más allá de sus jeans”. Y Verónica, la Flaca,”la blanquita que bailaba bachata” con la que vive “una vaina que se supone nunca llegará a nada serio. No nos veo casándonos -le dijo la primera vez. Y Pura Adanés “pura mierda le decía tu mamá” No era dominicana como tu hermano y tu, sino dominicana-dominicana. “O sea sin papeles y acabadita de bajar de la yola, ese tipo de dominicana. Y con un fokin cuerpazo. Una campesina total a la que la mami – la misma que rezaba con un horario musulmán- jura que si se embaraza, ella misma le sacará el bebé” .

En todos los relatos que se narran en el libro se reflejan las grandes dificultades que vive la inmigración al instalarse en una realidad distinta: el idioma, el frío, la nieve, apartamentos ruinosos en barrios de mierda, una realidad que al principio les lleva a mitificar su país de origen, en este caso la isla y que después, abandonada por imposible toda idea de regreso, se endurece aún más al no poder eliminar de sus vidas el choque de géneros. Comenzando por ese padre siempre ausente que les abandona por una “jevita de veinticinco años y del que los hermanos casi nunca hablan. Sólo una vez al comenzar “la Ultima Gran Ausencia, Yunior , “más que contento de que ya no me estuviera entrando a palos” pregunta a su hermano donde pensaba que se había ido y Rafa contestó: “como si a mí fokin me importara. Fin de conversación. Fin del mundo“.

Esta “guía de infidelidades” acaba convirtiéndose en una novela dura y amarga que habla sobre lo que acaban sufriendo los hijos como lo sufrieron sus padres cuando intentan recuperar aquello que pensaban que no importaba. Un mundo en el que en lugar de bajar la cabeza y asumir la responsabilidad de sus infidelidades, los hombres como Yunior sonríen con “una sonrisa que tu propia cara mentirosa recordará hasta el día que te mueras».

La primera novela de Junot Díaz:  La maravillosa vida breve de Oscar Wao fue galardonada con el Premio Pulitzer 2008 y el National Books Critics Circle Award.  Así es como la pierdes es su nuevo libro publicado en España y ojalá implique la conciencia del principio del fin de una cultura machista que rige las vidas de millones de hombres y mujeres latinos, estén en el país que estén. Los lectores españoles, especialmente los hombres, quizás no se sientan identificados con el narrador, ni las mujeres con las protagonistas de estas historias pero no podemos olvidar que en nuestro país, “madre” de todas las culturas latinas en muchos de sus aspectos positivos;  pero también en los negativos, se vive a diario una guerra de géneros de funestas consecuencias.

Junot Díaz, autor de Así es como la pierdes

Así es como la pierdes, Junot Díaz, Literatura Mondadori 2013


Autor

Nací en Barcelona. Desde niña, leía todo lo que caía en mis manos hasta que crecí y fui volviéndome selectiva. A los 40, entré a trabajar en una productora de cine (Tesauro) y llegué a ser productora ejecutiva de programas para la televisión pública y privada, pero no estaba satisfecha; En 2004 me fui a Guadalajara para encargarme de la Dirección de un Centro de Acogimiento Residencial para menores extranjeros. Durante seis años el trabajo social colmó todas mis expectativas, pero siempre encontré tiempo para seguir leyendo. Ahora, en Madrid, prejubilada y con 64 años, me gusta compartir con vosotros mis lecturas e impresiones a través de mis reseñas.

2 comments

  • Un lenguaje, quizá, al que no estamos acostumbrados, pero sin duda una temática muy de actualidad. Me temo que no hay que irse a Estados Unidos para ver el comportamiento machista que culturalmente tienen los «latinos», basta con observar esas nuevas generaciones de hijos latinoamericanos con sus novias españolas… Cierto es, que la forma de relacionarse con el prójimo es un aprendizaje (como todo en la vida) y que los padres-educadores son hasta cierto punto los responsables. Pero, ¿qué haces si es lo único que conoces? ¿lo que has mamado en tu «hogar»?
    Una magnífica reseña! ;-)

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